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La 'Sajeño', Casa de Sax en Alagón

Puede que la palabra compartir sea una de las que mejor explique las viviencias y sentimientos que este hermanamiento provoca entre sus protagonistas. Al fin y al cabo, de la hermandad surge la amistad que no es nada sin la convivencia que estará motivada por las ganas de compartir más y más momentos con las personas que aprecias.

 

De la ilusión fue posible crear una realidad 

En 1980 el pueblo de Alagón se encontraba perfectamente integrado en las fiestas de Sax, tanto por la estructura y características de las Fiestas de Moros y Cristianos como por la creación de la Comparsa Alagoneses. En Alagón, con una disposición de las fiestas totalmente distinta, no existía una entidad que agrupara a los sajeños en sus visitas al pueblo maño. 

 

Miguel Lorente disfrutaba apasionadamente con todo lo relacionado con Sax y Alagón, e hizo de la ilusión de unos jóvenes una realidad. El que más tarde sería el primer presidente de esta asociación junto a casi una veintena de amigos tuvieron la idea de fundar una nueva peña. Ésta serviría como punto de encuentro y reunión para los sajeños cuando iban a Alagón y les permitiría sentirse como en casa. Y así, en 1981 nació la Peña Sajeño-Alagonesa de Alagón.

El punto de unión para seguir compartiendo

Lo que nunca imaginaron ese grupo de 20 entusiastas es que entre ambos municipios ya se había intentado crear una peña que reuniese a los sajeños que participaban en las fiestas de Alagón. Se trataba de ubicarlos en un punto común donde compartir y seguir viviendo momentos juntos alagoneros y sajeños. Una iniciativa que no terminó de cuajar de manera formal, sino como iniciativa de unos jóvenes. 

 

Las fiestas de Sax están muy bien definidas y organizadas por la Mayordomía de San Blas. Cada comparsa tiene una sede oficial y sus socios pueden disfrutar de ese espacio a lo largo de las fiestas. Además, como parte de la vivencia festera las cuadrillas se organizan en grupos y comparten lo que en Sax denominan ‘Cuartelillos’, que no es otra cosa que casas compradas entre todo el grupo y dispuestas con las comodidades para disfrutar de los cincos días de fiestas.

 

Los propios protagonistas reconocen que las fiestas entre Alagón y Sax son muy diferentes. En Alagón no es necesario pertenecer a una peña para disfrutar de los encierros, los actos en Plaza de Toros, etc. Formar parte de una peña solo te permite disfrutar más si cabe de sus costumbres y tradiciones junto a tus amigos de Alagón.

 

 

Bajo ese prisma la Peña Sajeño-Alagonesa quería organizarse para que los sajeños que vivieran las fiestas de Alagón tuvieran ese local como punto de encuentro. 

Así es como en 1983 tras laboriosas gestiones se hacen con la mitad de la casa en la que hoy la Peña, conocida por todos como la ‘Sajeño’, disfruta de almuerzos, comidas, ratos de ocio y cualquier otro momento que vivir juntos. Gracias a la aportación personal de cada uno de los socios, y tras haber realizado la compra de la casa, comienza la tarea de dar forma a esta Peña. 

Hermanas gemelas

Esfuerzo, mucho esfuerzo, ganas, entusiasmo e ilusión describen aquellos meses para todos los socios que formaron parte de la Peña. Para algunos una nueva forma de vivir y disfrutar de la fiesta, para otros, nuevas formas de convivir. Pero, ¿qué sería de la Peña de Alagón sin una hermana en Sax?

Una parte de las costumbres mañas perviven en Sax

Como Jesús Lorente, presidente de la Peña entre 1987-1991 y apasionado de la relación entre ambos pueblos, se encarga de describir en el libro del XXV Aniversario de la Peña Sajeño-Alagonesa “Entre los principios fundamentales de nuestra peña está la de estrechar al máximo los lazos de amistad que nos unen a nuestros hermanos de Sax, fomentando intercambios culturales entre ambos pueblos y acogiendo de forma especial a las Fiestas de Moros y Cristianos de Sax como expresión de unas raíces históricas comunes”. (Artículo 3º-b de los Estatutos).

La Peña Sajeño-Alagonesa de Sax se encuentra ubicada en un espacio dentro de la sede de la Comparsa de Alagoneses que ésta le cedió. Al igual que su homónima en Alagón, esta sede reza en su entrada: Casa de Alagón. Son la muestra del que el sentimiento sigue vivo, de que no se limita a un acto institucional y probablemente lo más importante, que Alagón lleva intrínseco en su ADN contemporáneo un poquito de Sax, de la misma forma que la villa alicantina respira también aire maño. Se trata de sentirse orgulloso al ver que fuera de tu munipio también hay gente que disfruta de tus costumbres. 

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